Elegido por Silvia para nuestro club. Salió sorteado para mayo. Un mes que nos atragantan con el mes del libro. Bueno por eso los extremos decidimos no leerlo. Yo como soy culposa, terminé consiguiendo un ejemplar en una librería de usados, en una edición mas bien horrenda, lo leí.
Pero la verdad, lo miré para ver de qué iba y bueno me atrapó.
Ahí lo primero a favor del libro. La edición no es buena y sin embargo sentí mucho placer en la lectura, entiendo que es probable que la traducción no sea buena. Pero sin duda, la Yourcenar escribe muuuy bien.
Esta lectura me ha dado el empujón para leer Memorias de Adriano, novela histórica que es como la consagratoria de la autora de origen belga y nacionalizada norteamericana.
Siempre he visto fotos de la señora muy mayor, sin mucho adorno. Como que parece una abuela. Quizá lo sea, pero además es una escritora de las bien buenas.
Vamos a la lectura que nos convocó. Ana Soror, es la historia de una mujer, siglo 17, Nápoles, vive con su madre y su hermano. Vive encerrada en su casa y en un momento debe viajar al sur. Llegados a ese sur de Italia, la madre enferma y muere. La soledad la va agobiando cada vez más. Regresan a Náples, en un tiempo caluroso, ardiente, la tierra se les pega al cuerpo, sentis esa tierra en la nariz, en la garganta. Te sentis pegoteado, agotado. Así es la narración.
El hermano se siente atraído por ella, pero la culpa lo lastima.
Vemos las mujeres absolutamente dependientes, sin libertad en nada. Deben vivir cómo y dónde les indican. Si no se casan, deben ir al convento. Por momentos intuímos que las clases nobles, son más controladoras y exigentes con las mujeres que las pobres, las campesinas.
El relato se centra en lo torturado del hermano por su deseo que es pecado, pero sabemos que Nápoles forma parte del reino de España, que se encuentran insertos en un mundo ajeno por el cargo del padre.
Cuando cuenta cómo nace el deseo de ese hermano, es apenas sutil, pero a la vez es absolutamente erótico. La economía de palabras es un don que admiro y Marguerite sabe hacerlo.
Al haber estado leyendo a Ferrante, Nápoles y su paisaje se me hacen cotidianos, pero me gusta que sean épocas tan distantes, incluso políticamente tan diverso.
Acá bien jovencita,
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