Nací en 1963, año en que mataron a Keneddy. Ya estaba el MURO DE BERLIN, un muro que separaba el bloque comunista del capitalista. Un muro que era emblema de la guerra fría. De un lado los dominios soviéticos del otro los yanquis. Pero ese muro, en medio de una ciudad, separó familias, amigos, amantes, vecinos. Este libro relata cómo se construyó uno de los túneles que permitieron a algunos alemanes huir del règimen soviético y sobretodo de la Stasi. Siempre tomé eso del muro, como algo que era pura propaganda capitalista, pero en realidad, como toda guerra, hay gente que sufre, hay gente que es controlada y muchos viven oprimidos. Algunos presos, torturados. Lo cruel de esto es que era en nombre de un ideal: el comunismo, el socialismo. Donde se supone se alcanza un sistema de igualdad y felicidad. Este libro me permitió conocer y adentrarme en esa época, sentí el dolor y el empeño y esfuerzo de personas que son héroes anónimos. Un deleite escuchar la lectura e ir a películas como
Para animarnos a leer