Este libro lo compré y no lo leí. Pero tengo la suerte de que Virginia lo leyó para mí, bueno para varias pero lo escucho como si fuera exclusivo para mí.
La atmósfera que se genera es muy asfixiante: una niebla, gente enferma, transitar por la calle es peligroso. Lo cotidiano es ajeno. Cada uno sobrevive en ese mundo distópico, no sabemos claramente qué pasó.
Aparentemente un desastre ecológico.
Algunos están enfermos, los crónicos internados en el H. de Clínicas, son estudiados a modo de conejillos de indias. Hay quienes están 'adentro' y se salvaron y otros como la protagonista subsisten en condiciones cada vez peores. Sobreviene una niebla, espesa irrespirable, luego viento. Hay que encerrarse. Los alimentos escacean, el mar está contaminado, es peligroso beber agua y algunos se alimentan de algo parecido al corned beef, a lo que llaman mugre rosa. Será eso la causa del mal?
La protagonista duda, recuerda, se angustia. No ve un futuro. Está divorciada de Max un hombre violento y alcoholico que ahora está internado como crónico y que va a visitar . Su madre vive en Los Pozos, cada vez más sola y más enojada. Cuida a un niño que sufre un sindrome muy raro (Sindrome de Prader Willys) por una deficiencia en un gen del cromosoma 15, que determina un escaso desarrollo intelectual, falta de tonicidad muscular y un hambre constante. Ella ha dejado su trabajo como periodista, sus amigos, sus relaciones, su vida es sobrevivir y cuidar.
Mauro es esa hambre insaciable que seguro no vamos a saciar jamás. Falta todo, faltan alimentos y faltan vinculos, faltan amigos, faltan espectaculos. Todo es ausencia.
Tiene ese tono angustiante, esa atmósfera opresiva como la niebla que amenaza. Cada tanto intercala una página con frases o diálogos a modo de epígrafe que no pude descifrar bien por haber escuchado y no leído. Ahora tengo que releerlo y ver qué me significa.
Además de esto que es el ambiente, hay un viaje personal de la narradora intentando liberarse de sus vinculos : una madre terrible con poco afecto desde niña, un marido iracundo que había sido su amor desde la infancia, Delfa quien viene a ser la imagen de la madre protectora del amor incondicional y Mauro es el niño eterno, indefenso a quien cuidar siempre
La autora ha expresado que la lectura de Apegos feroces de Vivian Gornick la ha hecho pensar mucho con los vinculos, aunque lo leyo ya casi terminada la novela, le generó repensar esos vinculos.
En cuanto a la escritura me llamó la atención el cambio del tiempo o modo verbal, de una narración en pasado cambia a un futuro o condicional. Eso como que acelera el ritmo.
A pesar de ser muy angustioso me gustó, disfruté mucho. Trías se me revela como una buena escritora, siendo este su segundo libro que leo.
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