LECCIONES DE QUÍMICA, DE BONNIE GARMUS
En Estados Unidos, en la década de los años cincuenta del siglo XX, la sociedad, la cultura y la religión veían con muy malos ojos que las mujeres aspirasen a una carrera universitaria y a una vida profesional lejos de las tareas del hogar, el matrimonio, la familia o la taquigrafía. Pero la brillante y extraordinaria Elizabeth Zott sabe que ha nacido para ser química, lo desea con toda su alma, su inteligencia y su voluntad. Aunque si ya no lo tiene fácil en los laboratorios Hastings, con el inútil de su jefe y los envidiosos de sus compañeros, la vida se le va a complicar mucho más cuando conozca al doctor Calvin Evans, candidato al Premio Nobel de Química y el único capaz de escuchar y de entender las teorías de Zott sobre la abiogénesis. Profunda y sinceramente enamorados, Elizabeth y Calvin reconocerán uno en el otro la familia que nunca tuvieron y se apoyarán para conseguir aquello que siempre desearon lograr, en el remo y en la ciencia.
«Nunca había sido juzgada por sus actos, sino por los de los demás. En el pasado había sido la hija de un pirómano, la hija de una esposa en serie, la hermana de un homosexual suicida y la alumna de un célebre viejo verde. Ahora era la novia de un químico famoso. Pero nunca había sido simplemente Elizabeth Zott.«
onnie Garmus en una directora creativa norteamericana y Lecciones de química es su primera y sorprendente novela, que ha tenido críticas fabulosas y ha sido traducida a treinta y nueve idiomas. El título, galardonado con el Goodreads Choice Awards, también ha resultado escogido como mejor libro del año por The Guardian, The Times, Whashington Post, Oprah Daily y otra media docena de publicaciones prestigiosas. Aunque se trata de una ópera prima de ficción, la historia que cuenta es tan sincera, genuina y directa que el lector no puede menos que preguntarse cuánto de lo que muestra ha sido vivencia o testimonio de la propia autora.
Lecciones de química es una novela difícil de etiquetar. De personajes entrañables y carismáticos y narrada con cierto sentido del humor, a menudo se la califica como comedia. Sin embargo, la novela de Bonnie Garmus, por muy ficción que sea, refleja de manera brutal y sin concesiones la violencia y discriminación de género que sufrían las mujeres en Estados Unidos (se podría generalizar a todo Occidente) a mediados del siglo pasado. Social, cultural y religiosamente, las mujeres son educadas y educan como ciudadanas de segunda clase. No solo se las empuja a casarse y desempeñar labores de ama de casa durante toda su vida adulta sino que, por sistema, se persigue, señala y estigmatiza a las pocas valientes que se salen de este camino establecido. Violaciones, vejaciones constantes, humillaciones, insultos, trato profesional discriminatorio y abusos de todo tipo era lo que esperaba a la mujer que deseaba dedicarse a cualquier vocación que no fuese la de ama de casa o que se negase a aceptar ese rol de objeto sexual y reproductivo que se le imponía desde todos los frentes.
Por eso, aunque la novela de Garmus esté narrada en un estilo directo, fresco, divertido y en apariencia ligero es evidente para el lector que está tratando cuestiones terribles sobre la vulneración de los derechos humanos. Y aunque la prosa de la autora es ingeniosa y excepcional, su narración tiene un ritmo admirable (atención a los cambios de punto de vista y al magistral juego de la autora con el hilo temporal) y sus diálogos y personajes se queden entre mis mejores lecturas de este año, no creo que se le haga justicia tachándola de comedia hilarante o ficción ligera (que, por otro lado, tampoco pasaría nada si fuese así, que no toda la buena literatura es dramática y profunda). Lecciones de química es una novela extraordinaria por muchas razones, pero también porque pese al horror de fondo y a las dificultades de una protagonista magnífica jamás abandona esa nota de esperanza, optimismo y fe en la humanidad. La tristeza de fondo es que, pese a que han transcurrido más de setenta años desde la época en la que se ambienta Lecciones de química, todavía sigue estando muy presente en nuestra cultura, sociedad y religión esa maldita discriminación misógina.
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