Ser gorda, permanecer gorda, creo que ha sido el tema central de mi vida.
Vivir con culpa. Sentir que mi cuerpo era un insulto, un error. Que mi gusto por la comida, un pecado de los peores, a pesar de ser atea.
Un cuerpo gordo, es un cuerpo contrahegemónico, no deseable, molesto.
En lo personal, he gastado tiempo y mucho dinero en dietas, tratamientos, gimnasio, e incluso instrumental de cocina para esa lucha sin par contra los kilos.
Pandemia de por medio, llegué a pesar el máximo que en toda mi vida. Me angustié hasta, que por fin dije, bueno, que tanto. Pa que pelear contra mi cuerpo, para qué gastar tanto esfuerzo en algo que veo que no tiene sentido. Por salud? Es saludable vivir pendiente de cada gramo, de cada centímetro que suma mi cuerpo?
Llego a este libro, por la Red de clubes de lectores. Uno de los clubes: leemos no ficción, convocaba a un encuentro para comentar esta lectura. Así que me inscribí, compré el libro y lo leí. Después no pude ir a la reunión, pero la lectura como siempre, me permitió pensar, pensarme y disfrutar. Porque para mi leer es la forma de entender el mundo y es el placer más importante de la vida.
La autora, cuenta de su propia experiencia y su actual militancia dentro del feminismo gordo.
Leyendo a Tovar me identifiqué y pude entender que no debemos sentirnos víctimas ni intentar que el mundo vea hermosa la gordura. Es el momento de permitir y luchar por la diversidad corporal y dejar de ocultarnos en ropas holgadas y oscuras.
Estoy harta de que miren si estoy gorda o flaca. Que me digan, ay que bien como adelgazaste, cuanto tiempo te mantienes así. O ....pero como te descuidaste si venias tan bien.
Lo peor soportar a las flacas que pasan midiendo lo que comen y sienten culpa por un bombón. Caramba, la gordura es el miedo más terrible para las mujeres de esta sociedad patriarcal. Una sociedad de consumo que se basa en el consumo de comida que no es tal, donde encontrar algo saludable en un café en la tarde cuando venís contando calorías es una aventura imposible. Pero si estás gorda, es por haragana, por dejada, por tonta. No mereces cariño, amor, placer. Incluso es difícil conseguir empleo.
Lo más interesante del libro, es brindarme un encuadre ideológico del activismo gordo: el cuerpo como herramienta de lucha, nada de amabilidad sino de resistencia. Ser libres, de andar por la calle, de comer cuando y como queramos, de ir a un médico y que aunque tu problema sea oftalmológico, lo que te dicen: debería adelgazar.
Ante la pregunta: tu vida sería más fácil si estuvieras flaca?
Responde: Mi vida no sería más fácil si yo estuviera flaca. Mi vida sería más fácil si esta cultura no estuviera obsesionada con oprimirme porque estoy gorda. La solución a un problema como la intolerancia no es hacer todo lo que esté en nuestro poder para la intolerancia se sienta bien. La solución es liberarse de la intolerancia
Seguro compartiré esta lectura con las gordas de mi vida y les prometo no permitir nunca más tolerar la gordofobia.
Podemos revisar si somos gordofóbicos con este cuestionario soy gordofobica?
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