Leer a este británico desobediente y para nada politicamente correccto, es garantía de risa, diversión. La saga de Wilt, la leí con entusiasmo y sin parar. Este me lo prestó Carmen. Lo dejé ahí, a la vista, porque sabía que le iba a llegar el momento. Lo fui intercambiando con otras lecturas, hasta que me requirió fulltime. En esta novela, nos cuenta la historia de un colegio de Cambridge: Porterhouse. Un nuevo master quiere hacer cambios, hay resistencias. Suceden cosas absolutamente disparatadas: un alumno que se enamora de la rolliza camarera, ocasiona un accidente terrible: explosión de una torre del colegio y su muerte junto a la dama de sus sueños. Pero eso sería apenas raro, porque la forma en que sucede: vuelan por los aires del instituto globos de gas que en realidad...son preservativos. .
Igual me pareció mucho mas descacharrante la busqueda desesperada del joven estudiante en procura de los elementos que ocasionan este accidente.
Cada personaje está muy bien delineado, a mi me gusta mucho cuando la novela tiene personajes interesantes, tanto el principal como los secundarios. Eso sucede en este libro. Desde el master innovador con su esposa Lady Mary que es un mujer interesada en los desfavorecidos de la sociedad, pero de forma bastante snob, el portero un señor resentido y absolutamente reaccionario, el capellán que se entera poco de lo que sucede, el dean y un lord que vive en las inmediaciones del instituto.
En un momento, se incluye un director de un programa televisivo. Un programa sensacionalista, y su director es un exalumno. Este señor, no ha tenido un pasado feliz en el instituto por ser gay y sin embargo los conservadores recurren a él.
En definitiva: una novela divertida, critica, bien escrita, disfrutable.
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