Termino de leer El lector de Julio Verne y me pasa como cuando te enamorás de un libro. Terminarlo es una sensación de desamparo. Esa sensación sólo se alivia con un nuevo libro. Pero quería más guerra civil, posguerra, España....Los de Rivas los presté y los he leido....bueno varias veces. Entonces, en esos rincones de la memoria que aparecen en momentos de desesperación: Demonios familiares.
Me lo regaló mi amiga Virginia Stankus, hace un par de años. En un momento quise leerlo...pero no lo estaba disfrutando. Lo dejé. Ayer lo leí de un tirón, sin descanso, con deleite absoluto.
Matute es una gran grandísima escritora y todo lo que Virginia me recomienda es de valor supremo. Puedo decir por ejemplo que descubrí a Tom Sharpe, a Siri Hudsvedt, a Towles y muchos más, por ella. Es una animadora a la lectura perfecta, sabe qué libro le viene bien a quien.
Este libro es la historia de Eva, de la familia de Eva. Transcurre en el año 1936, en un pueblo que limita con un bosque y que vive en una casa grande, con altillo, desde donde se ve el bosque y se sienten los estruendos de las bombas.
Eva regresa de un convento donde estuvo mucho tiempo. NO tiene madre. Su padre un veterano de guerra que ha quedado inválido, un hombre conservador, reaccionario. Tiene una amiga Jovita, su única amiga, también Magdalena una sirvienta regordeta y amorosa que fue casi la madre que no tuvo y Yago, un joven de origen marroquí que es como la sombra del coronel. Hay otros personajes. Hay quienes son republicanos, quienes son falangistas. La guerra está sucediendo, se oye, se huele.
Eva es la que narra, tiene diecisiete años y va a descubrir mucho de su familia. Va a empezar a cuestionar y cuestionarse, va a emocionarse y enamorarse.
Esta es la última novela que escribió Matute, pero no la llegó a terminar. Así que debemos imaginar cómo termina, debemos construir como lectores el final. Los últimos tiempos fueron difíciles para la escritora: vértigo que la acompañaba como un fantasma, artrosis, malestares de diferente índole. Sabemos que ella se preocupaba por las palabras, por la lengua y corregía mucho, al inicio y final del libro hay páginas fascimilares en que vemos esas correcciones. Ella tachaba, borraba con marcador negro, siempre pensó que menos es mas.
Siempre nos queda poco de Matute, siempre queremos más, pero esta novela, inconclusa es algo que debemos agradecer y saborear, al final, cuándo es el final de una historia?
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