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«Tomar drogas y dejar que otros invadan tu vida, tu casa, tu cama, tu cerebro, cualquiera, a cambio de que no lo invadan los que tienen el poder. O tomar drogas y esperar el momento oportuno de no se sabe qué, sabiendo que además nunca llegará. Elaborar por fin la obra, eso sí que le daría sentido a ese tiempo en el que creímos tanto en nada y en tantas otras cosas». Por momentos me resultó agotadora, pero disfrutable siempre.  Confieso que llegando al final reinicié la lectura porque tenía un lío de personajes y el narrador se me había entreverado. Volví a leer, anoté nombres y disfruté simplemente como una ficción que tiene de todo: movimiento (mucho) angustia existencial, busqueda de un lugar en el mundo. Habla de una Valizas inmediatemente posterior a mis primeras experiencias valiceras. Un verano que se nos hace agobiante, jóvenes que experiementan con todo lo que pueden. Una dictadura que recién se ha ido..o no? La forma en que escribe es interesante, muchos pasajes son
Convocada por el club de lectores, me puse a leer ratas. Un nombre provocativo y poco seductor. No habia leido a Lalo pero la tenía de oidas. El libro me gusto rotundamente. Son relatos muy vivos, algunos crueles, otros con humor, con bastante dejo a los años ochenta. Mi preferido Ambulancia, simplemente porque maneja un humor muy especial y porque habla de Valizas de un momento tan distinto que es mi Valizas.
En la carretera El rollo mecanografiado original Kerouac, Jack El Sal Paradise de todas las ediciones conocidas de esta novela mítica es aquí, al fin, Jack Kerouac. Y Dean Moriarty es Neal Cassady, y Carlo Marx es Allen Ginsberg, y Bull Lee es William Burroughs... Con la publicación del rollo original, la gesta viajera y existencial de En la carretera se vuelve autobiográfica de pleno derecho y a plena luz del día, sin censura alguna. Y el relato adquiere toda su potencia narrativa. En él -todo un clásico de la literatura norteamericana, un texto de «culto»- la obra original se libera de la poda editorial a que ha sido sometida hasta hoy y recupera su colosal envergadura. Seguimos a Kerouac y a Neal Cassady -el gran buscón, el «santo», el pecador contumaz y pletórico de carisma que roba protagonismo al autor en este viaje iniciático- y a toda la cáfila que desfila por estas páginas en toda su desnudez y penuria. El lector siente los nahelos, la desolación, el